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jueves, 27 de diciembre de 2007

Herencia de caracteres adquiridos: Algunos casos ligeramente más complejos en plantas y su importancia.


La imagen procede del artículo titulado Pathogen stress increases somatic recombination frequency in Arabidopsis, en el cual Lucht et al (2002) muestran que un factor de estrés biótico (el ataque del patógeno Peronospora parasitica) estimula la recombinación somática en Arabidopsis. La recombinación somática es una respuesta general al estrés en plantas que consiste en la generación de nuevas secuencias genómicas heredables obtenidas mediante la recombinación de otras anteriores.

En su artículo titulado Transgeneration memory of stress in plants, Moliner et al (2006), muestran como en plantas de Arabidopsis thaliana tratadas con radiación ultravioleta-C o flagelina, aumenta la recombinación homóloga de un gen introducido y cómo dicha recombinación se mantiene en subsiguientes generaciones. El aumento en el estado de hiper-recombinación en generaciones siguientes es independiente de la presencia del alelo transgénico. Los autores concluyen que determinados factores ambientales conducen a un aumento en la flexibilidad genómica incluso en sucesivas generaciones (no tratadas) y así puede aumentar el potencial de adaptación.

En ambos casos se trata de procesos semejantes. Ambos se relacionan con los trabajos de Barbara McClintock, cuya lectura del premio Nobel en Diciembre de 1983 se tituló The Significance of Responses of the Genome to Challenge. En respuesta a situaciones de estrés, el genoma se modifica. Según McClintock:

It is the purpose of this discussion to consider some observations from my early studies that revealed programmed responses to threats that are initiated within the genome itself, as well as others similarly initiated, that lead to new and irreversible genomic modifications. These latter responses, now known to occur in many organisms, are significant for appreciating how a genome may reorganize itself when faced with a difficulty for which it is unprepared.

Conditions known to provoke such responses are many.



En su lectura del Nobel, Barbara McClintock estaba literalmente indicando el camino. El camino de la biología pasa necesariamente por la herencia de caracteres adquiridos


Referencias

Lucht JM, Mauch-Mani, Steiner H-Y, Metraux J-P, Ryals J and Hohn B. 2002. Nature Genetics 30, 311 – 314.

McClintock, B .1983. The Significance of Responses of the Genome to Challenge. Nobel Lecture.

Moliner J, Ries G, Zipfel C and Hohn B. 2006. Transgeneration memory of stress in plants. Nature 442: 1046-1049.



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lunes, 23 de julio de 2007

Una frase lamentable

En su reciente artículo en una de las revistas más prestigiosas del pensamiento y la cultura en lengua española, un conocido catedrático de bioquímica comienza uno de sus apartados con estas palabras:


Las plantas pueden considerarse como artefactos capaces de convertir energía luminosa en energía química,………


¿Artefactos?. ¡Qué expresión tan inapropiada para referirse a las plantas!.

Estén donde estén los orígenes de la humanidad y vayamos un día o no a encontrarlos, cosa que parece difícil, una cosa es cierta. Las plantas han sido su apoyo y tutela desde entonces. Las plantas han alimentado, vestido, curado, protegido, calentado, adornado, inspirado, consolado, proporcionado remedio, sombra y cobijo a los males y necesidades del hombre desde sus orígenes. Todo a cambio de nada, bueno, de nada no: de su aprovechamiento sin medida que ha acompañado al progreso y a los avances tecnológicos.

¿Acaso no merecerían las plantas, a cambio de todo aquello, un trato respetuoso?. ¿O es que acaso se les supone indiferentes al trato?. No creo, al menos porque si tratamos mal a las plantas, a la larga podemos ser los humanos quienes lo pagaremos.

Considerar a las plantas artefactos es peligroso. Hacerlo al lado de textos de profundo contenido filosófico, en una de las revistas más prestigiosas del pensamiento y la cultura en español, es además, lamentable.

No comentaré otros aspectos del artículo en cuestión que es una muestra más de cómo la tecnología viene a ocupar el lugar que va dejando el pensamiento en su retroceso, pero sí ofreceré, para contrarrestar, dos opiniones de distinto aire.

Una, no de un biólogo, sino del psicólogo y humanista Carl Gustav Jung:

“Las plantas también me interesaron, pero no en un sentido científico. Me sentí atraído hacia ellas por una razón que no puedo entender, y con el fuerte sentimiento de que no podían ser arrancadas y secadas. Eran seres vivos con un significado que duraba mientras crecían y florecían; un oculto y secreto significado, uno de los pensamientos divinos. Debían mirarse con admiración y contemplarse con asombro filosófico. Lo que el biólogo tenía que decir acerca de ellas era interesante, pero no era lo esencial. Tampoco yo podría explicar qué era lo esencial.”

Y otra, ahora sí, de una bióloga. La sensación descrita por Barbara Mclintock al contemplar sus preparaciones de cromosomas de maíz:

“you forget yourself—it surprised me that I actually felt that---these were my friends. As I looked at the genes they became part of me.—The main thing about it is that you forget yourself.”

No es correcto considerar a las plantas artefactos, menos hacerlo en una revista de pensamiento.



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